Mientras los alemanes de un lado y otro del muro de Berlín gozaban de lo que hasta días antes del 9 de noviembre de 1989 era un imposible, el célebre músico Mstislav Rostropóvic improvisaba ante los desavisados transeúntes con su violonchelo. Lo hizo dos días después de la apertura de los puestos de frontera insertos en el mismo muro (el 11 no noviembre), y lo hizo interpretando la suite número 2 para violonchelo de su compositor favorito Johann Sebastian Bach. Ese fue su bello homenaje a la libertad.
