Esto escribió Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos (Paidós, Barcelona, 1994, p. 345): “La teoría del valor, de Marx, considerada habitualmente tanto por los marxistas como por los antimarxistas la piedra angular de su credo, es, en mi opinión, una de sus partes de menor importancia.” Si Popper hubiera tenido alguna noción elemental de economía no hubiera caído en tremendo traspié, pues es precisamente la teoría del valor (realmente tomada por Marx de un error de Adam Smith) la que justifica el credo marxista a plenitud. Aunque claro, si asumimos que Popper justificaba impuestos sobre la herencia, la legislación antitrust y la noción de que el capitalismo sólo concentra la riqueza en unos pocos (un hecho que la realidad contradice abiertamente), bien podemos entender que el filósofo austriaco indultaba a Marx de sus yerros para a la vez indultarse a sí mismo por su nulo conocimiento en materia económica.