En el 2011, el diario El Mundo de España catalogó a Pedro Pablo Kuczynski de “liberal de derechas”. Poco tiempo después (ya con Ollanta Humala en el poder), dicho “liberal de derechas” propuso reactivar el banco minero.
Claramente, postulaba volver a darle vida a la banca de fomento que tanto daño le hizo al país desde su estela de corrupción y despilfarro. Por entonces (2013), muy pocos dijeron algo en contra de esa “alternativa reactivadora”. Bien se puede decir que el que más la vio con simpatía.
Hoy (a poco de un año de las elecciones presidenciales) el popular PPK vuelve por sus fueros. Reitera su propuesta estatista (es decir, antiliberal). O mercantilista, si se desea. Al fin y al cabo, para los “mercas” los amigos están antes que el país.
Así pues, es evidente que de liberal PPK nunca tuvo nada. No pasó de ser de “derechas” nomás. Y de antigua data. Sólo es cuestión de revisar su historial político para enterarse que estamos ante cualquier cosa menos ante un pro libremercado.
Tan sólo recordemos que cuando en 1980 debutó como ministro del sector energía y minas (segundo gobierno de Fernando Belaúnde), lo primero que comunicó fue que el estado no iba deshacerse de ninguna mina o empresa del sector. Y cumplió su promesa. Tal es como contribuyó a que el estado velasquista quedara intacto. Los resultados se cuantificaron en millones de dólares en pérdidas. Cuando volvió a ser ministro con Alejandro Toledo los rumores de lobby a favor de empresas mineras (como Barrick) sonaron por doquier.
Como vemos, el “liberalismo” de PPK encaja perfectamente con cualquier propuesta antiliberal. Por ello, fácilmente también pudo haber sido ministro con el Ollanta Humala de la “gran transformación”. No se hubiera hecho ningún asco. Al fin y al cabo, está demostrado que es (políticamente hablando) un todoterreno si es que de “sacrificarse” por los amigos se trata.
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