Arthur«(…) proteger a los individuos de los demás y, a la totalidad, del enemigo exterior. Algunos filosofastros alemanes de esta época venal quisieran tergiversarlo haciendo de él una institución para la moralidad, la educación y el ejemplo: por detrás de estas supercherías… acecha el propósito de suprimir la libertad y el desarrollo individual de la persona singular, para convertirla en mero engranaje de una máquina estatal y religiosa de tipo chino. Pero ése es el camino que condujo a la Inquisición… y a las guerras de religión». (Arthur Schopenhauer, Los dos problemas fundamentales de la ética, 1841)

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