Se dice que cuando los judíos fueron expulsados de lo que hoy llamamos España en 1492, guardaron celosamente las llaves de las casas en la que habitaban. Esperaban volver y seguir viviendo en ese “paraíso en la tierra” que llamaban Sefarad. Aún hay familias dispersas por el mundo que conservan esas llaves, pero la llave más preciada es la cultura que forjaron. Pequeña muestra de ello lo tenemos en esta sentida canción en lengua serfardí, lengua romance visiblemente ligada al castellano.

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