G20151012091332_65000001_ESCUDO_UCVA mediados del 2012, el grupo Interbank adquirió 72’874,213 de las 145’748,424 acciones existentes de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP). Por entonces, trascendió que el grupo IDAT se las vendió en un estimado de 120 millones de dólares. Desde esa experiencia, ¿cuál sería el precio de la Universidad César Vallejo (UCV) o el de todo el conglomerado de universidades de los que César Acuña es dueño?

La pregunta surge por el anuncio de la familia Acuña de dejar los cargos que ocupan en la UCV y de someterla a una reestructuración. ¿Qué cambios vienen?

Tenida como una universidad de escasa calidad académica, para la opinión pública la UCV es el reflejo fiel de su fundador. De fama no precisamente intelectual, ha tenido que ser la búsqueda de César Acuña de la presidencia de la República lo que ha empujado a tomar tal medida. Así es, los rigores de la campaña electoral han desnudado los “pecados estudiantiles” de quien no necesitaba ningún ropaje académico para decorar su logro empresarial: aproximar la educación superior a sectores populares.

Claro está, no existe aún la alquimia de lograr una educación de calidad a bajo costo. Si algunas universidades nacionales lo logran, es que el costo lo asume el estado. Con todo, el grueso de las universidades públicas (sobre todo las de reciente creación) son tan o más mediocres que las universidades creadas por empresarios como Acuña.

Recordemos: antes de la aparición de los mercaderes de la educación superior, era el estado el que prometía masificarla. ¿No es que desde esa promesa determinados grupos políticos secuestraron para sí universidades públicas y privadas que después titularían a diestra y siniestra a sus líderes y partidarios? Para la élite estaban las pocas privadas (y algunas otras igualmente privadas no precisamente para élite alguna). Y ahí el mercado de la educación universitaria se cerraba.

Pasados veinte años de la apertura de ese mercado, los alrededor de 40 mil estudiantes que tienen las universidades de Acuña expresan que su apuesta empresarial está lejos de ser un fracaso. El problema es la mala calidad del servicio. ¿Es ello una estafa? Sin cinismo de por medio, los supuestamente estafados saben perfectamente lo que quieren: “su cartón”. En esa misma proporción, es complicado asumir que la calidad de los libros publicados y los postgrados de su “afamado” rector haya motivado a alguien a seguir sus pasos académicos.

Por lo indicado, si los Acuña se apartan del manejo académico de la UCV (limitándose a gozar únicamente de sus derechos patrimoniales) las posibilidades de que dicha universidad adquiera una mejor propuesta educativa no son descabelladas. Como aconteció con los anteriores dueños de la UTP, hasta podrían recibir una inyección de capital nuevo si es que se atreven a ser socios minoritarios y dejan que gente más apta que ellos se encargue de elevar el nivel académico compatibilizándolo con el costo bajo que caracteriza a su público objetivo. En la UTP ese es el reto del grupo Interbank, de boca de su muy respetado presidente Carlos Rodríguez Pastor.

¿Por qué en la UCV las cosas serían diferentes? Ya en sí lo acontecido con la UTP indica cómo funciona el proceso de mercado. Emprender es descubrir. Ver ganancias ahí donde nadie las ve.

¿Sin actores como Acuña los sectores sociales antes negados por el sistema universitario convencional (sea el público o el privado) hubieran accedido a la educación superior? Los grandes grupos empresariales no estaban dispuestos a mirarlos. Las experiencias exitosas de universidades privadas de calidad (como la UPC y la USIL) que nacieron al amparo de la denostada visión empresarial de universidad son precisamente las que apostaron a los sectores altos y medios de la sociedad.

El logro de Acuña (y de otros como él) fue emplear esa misma visión empresarial con lo que tenía: pocos recursos. Obviamente, la calidad no podía ser la misma que las de la UPC y USIL. Pero los veinte años transcurridos no han pasado en vano. Por ello es válida la interrogante de cuánto cuesta lo producido por Acuña.

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