grecia-musicaEl domingo 10 de abril pasado más del 60% de los ciudadanos se expresaron a favor de conservar lo que el grueso de la intelligentsia progresista vocifera que ya no da para más: el modelo económico.

En esa medida, mirar los resultados de la primera vuelta electoral desde la óptica del progresista incomprendido es renunciar a una lectura propiamente democrática. Mirar las cosas de ese modo es anteponer la frustración del ideal incumplido antes que auscultar lo que los electores demandan, que es que no se ponga en riesgo lo que hasta ahora se ha ganado.

¿No se ha ganado nada? ¿O es muy poco lo logrado? Al respecto, el elector se expresó claramente. En ese sentido, se engaña quien juzga que estamos ante el mare magnum de un voto conservador. Sólo es cuestión de poner la mirada en los votantes antes que en los votados. ¿O alguien piensa que la gente sufragó para que regresen los asesinatos selectivos, los desfalcos al tesoro público y las licitaciones amañadas?

Obviamente, esta importante mayoría ha asumido que no hay lugar para experimentos fuera del marco del mal llamado “modelo”. Mal llamado porque es una despectiva expresión de los que añoran los días cuando el estado era el motor de la economía y no la empresa privada y la gente. En esa línea, sea quien sea el que triunfe el 5 de junio será necesario activar las alertas frente a lo que Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski representan económicamente: el mercantilismo o el capitalismo de amigotes. De seguro, por esto último no votó la gente.

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