En las imágenes se tiene a dos hombres que dicen llamarse Ludovico Hurwitz y Zender y haber nacido en el mismo lugar, día y año: Callao, 21 de junio de 1884. Y ambos se decían de oficio comerciantes. Pero uno morirá en San José de Costa Rica en 1963, mientras que el otro será fusilado en la Torre de Londres un 11 de abril de 1916. En el mismo lugar en el que murieron Ana Bolena y Tomás Moro, el falso Ludovico Hurwitz y Zender será encerrado, enjuiciado y condenado a muerte por ser espía alemán durante la Primera Guerra Mundial. Se estaba ante una suplantación de identidad. El falso Ludovico era en realidad Adolf Weiszflog, un agente naval que llegó a recibir la Cruz de Hierro por sus acciones militares en favor del Imperio Alemán. Pero Weiszflog no era ajeno al país de origen de Hurwitz ni al propio Hurwitz: el Perú. Lo conocía tanto a él (al parecer hasta fueron amigos) como a su familia judía polaco-germana, siendo que el padre de Weiszflog fue uno de los propietarios de la empresa alemana Hilbck, Kuntze & Company, en cuya sede en Lima laboró Ludovico Hurwitz. Es más, Weiszflog tenía parientes en Perú. Acaso nacido en Hamburgo en 1880, ¿dónde creció Adolf Weiszflog? ¿Estuvo casado con la piurana Emma Victoria León, con quien tuvo en 1911 una hija nacida en Huaraz? Según la información del proceso seguido en su contra por las autoridades inglesas, el falso Hurwitz (es decir, Weiszflog), hablaba no sólo castellano, sino también un impecable inglés, un razonable alemán y algo de francés, polaco, noruego y quechua.  Las interrogantes que quedan al leer el libro de Hugo Coya El último en la torre (2022) son muchas.

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