«No es por azar que el principal apoyo a las políticas ecológicas proceda de los países ricos y de las clases medias y acomodadas de todos los países (exceptuando a los hombres de negocios que esperan ganar dinero con actividades contaminantes). Los pobres, que se multiplican y están subempleados, quieren más “desarrollo”, no menos.» (Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires, 3ra. reimp., 1999, p. 562)

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