La postergación por cinco años más de la entrada de la televisión digital ha sido un hecho soslayado tanto por los que protestan contra la llamada “TV basura” como por los que rechazan esa protesta.
Estos últimos se limitan a decir que quien no quiere ver “TV basura” que cambien de canal. Quienes tienen televisión por cable pueden disfrutar a sus anchas del control remoto, pero para quienes no lo tienen (la inmensa mayoría) las cosas no son tan simples.
Sin duda alguna, la pobre oferta televisiva bien acabaría de manera radical con la entrada de la televisión digital, la misma que debió de iniciar operaciones este año. Pero el fuerte lobby de las televisoras de señal abierta ha influido para postergar la entrada de nuevos (y acaso mejores) operadores que ampliarían la oferta televisiva en beneficio de todos.
Como en otros casos, aquí también es la falta de competencia la que arrastra un mal servicio. Una falta de competencia avalada por el estado.
