«Estoy contento de mí por mi pobreza. Cuando era rico, tenía que adular a mis calumniadores, sabiendo que era más probable recibir algún mal de ellos, que causárselo yo; la República me pedía continuamente nuevas cargas; no podía tampoco ausentarme. Desde que soy pobre he adquirido autoridad; nadie me amenaza, sino que soy yo quien amenaza a los demás; puedo irme o quedarme, según mi voluntad, los ricos se levantan y me ceden el paso; ahora soy un rey, antes era esclavo; antes pagaba un tributo a la República, ahora es ella la que me alimenta. Ya no temo perder, solo quiero adquirir.» (Jenofonte, Banquete)