Sabemos por su propia autobiografía, que Karl R. Popper (1902-1994) había estudiado música en su Viena natal. Empero, ¿qué es lo que lo liga a nuestro afamado tenor Juan Diego Flórez?
La historia me la hace llegar mi amigo Enrique Ghersi. Popper era un pianista bastante bueno. En Londres su alumno español Pedro Schwartz lo frecuentó mucho más allá de la formalidad de las clases en la London School of Economics. Se hicieron amigos. Schwartz tradujo al castellano varios de los libros de su maestro. Junto a ello, frecuentaba muy seguido su casa no sólo con fines académicos. En ella participaba de agradables veladas en la que Popper tocaba el piano mientras la esposa y la pequeña hija de don Pedro cantaban. En lo personal, pude apreciar la destreza en el canto de la esposa de Schwartz en el almuerzo que cerraba la reunión de la Sociedad Mont Pelerin realizada en Lima en marzo de 2015. A la hija nunca la he escuchado cantar, pero el que a Ana Schwartz Bravo se le considere hoy por hoy como una de las principales sopranos del mundo es suficiente para entender el nivel que ostenta. Por ese motivo, Ana comparte escena con Juan Diego Flórez en la Ópera de Madrid. Como noticia Ghersi, la relación entre Popper y la familia Schwartz llegó a ser tan estrecha que al morir el afamado filósofo les dejó en su testamento el piano donde él disfrutaba tocar mientras madre e hija cantaban.