Es una fantasía. Un espejismo. Que se vocifere que la derecha ideal es la liberal no hace más que invitar a mandarse un clavado olímpico sobre una piscina vacía, pues lo que llamamos “derecha” sólo se entiende a partir de quien la inventó: la izquierda.
Cuando desde la militancia socialista se demanda por una derecha liberal, se está acomodando una quimera a la realidad. Se ve un amasijo de posturas políticas que desde dicha perspectiva ideológica muy bien pueden entenderse: todo lo que se mueve lejos de su territorio es de derecha. Mientras más lejos la tenga, más de derecha será.
En esa perspectiva monocular, el fujimorismo perfecto sería el liberal. Si no es perfecto es porque exhibe las banderas del golpismo, del clientelismo mercantilista y del populismo; es decir, de todo lo que el fujimorismo representa en puridad. Igual se puede decir que el grueso de los que siguen a PPK son potencialmente liberales porque encarnan mayores libertades económicas y respeto al estado de derecho que el fujimorismo, ello a pesar de los antecedentes mercantilistas de su líder. Con idéntico énfasis esa regla es aplicable al PPC y al APRA (hoy hermanados en una alianza), cuyos idearios y accionar son los del socialcristianismo y de la socialdemocracia (ambas posturas no liberales).
Como se ve, el problema es que estos supuestos máximos representantes de la derecha no exhiben ni por asomo los principios fundamentales del liberalismo. Entonces, ¿cómo esperar de esos grupos una postura liberal si abiertamente disienten de ese ideario?
Obviamente el error se genera porque quienes inventaron la derecha sí son claramente definibles ideológicamente. Justamente lo que no acontece en el campo de lo que se señala como “derecha”. Como suele suceder, ese el problema de ver las cosas en blanco y negro.