En 1896 Cléo de Mérode fue nombrada como la “mujer más bella del mundo” por la revista francesa L’Illustration. Lo que vino después cinceló la leyenda.
Quizás esta comienza con un ya sexagenario Leopoldo II de Bélgica quedando prendado al verla bailar a sus veintidós años de edad en una función del Ballet de la Ópera de París. Si realmente nadie vio la cara de monarca en su palco fue porque todos estaban disfrutando a la hermosa Cléo.
No en vano su rostro y figura fue pintado, esculpido y fotografiado por los artistas más celebrados de la época. Entre ellos estuvo Leopold Émile Reutlinger, quien por entonces estaba haciendo una fortuna con el negocio de las tarjetas postales. Así es como el estilizado porte de esta hija de una baronesa belga abandonada por un ocasional amante apareció en los puestos de periódicos y revistas de las principales ciudades del mundo.
Como suele suceder en estos casos, incluso se creó el rumor de que los “leopoldos” antes mencionados fueron bendecidos por el afecto de madeimoselle De Mérode. Pero todo indica que no fue verdad, lo único real es que el monarca belga conservó su corona y el fotógrafo perdió un ojo antes que la cabeza al abrir sin cuidado una botella de champagne. Por cierto, ¿habrá imaginado Rautinger que todo eso lo pasaría cuando abandonó el Callao en 1880 a los diecisiete años de edad?
Lo que sí fue verdad es que Simone de Beauvoir tuvo que dejar de mencionar a Cléo en su libro El segundo sexo (1949). Septuagenaria, demandó a la pareja de Jean-Paul Sartre por incluirla en un capítulo titulado “Prostitutas y hetairas”. Fue una cuestión de honor lo que la empujó a plantear una demanda de cinco millones de francos. La sentencia judicial le dio la razón, pero castigando a Beauvoir a pagar sólo un franco.
Otra verdad es que por más bella que haya sido Cléo, fue Rautinger el que la hizo famosa. La puso en vitrina con sus tarjetas postales que se podían hallar en las ciudades más importantes del mundo.
(Publicado en “Contrapoder”, suplemento del diario “Expreso”, Lima, 25 de octubre, 2020, p. 8)