Admiro mucho a Todorov, pero decir que porque el estado peruano no financia el Museo de la Memoria para que los jóvenes peruanos no olviden lo sucedido durante los años 80 suena totalmente rocambolesco. Y comparar ese “no financiamiento” (¿no decían sus auspiciadores que no le iba a costar un centavo al estado?) a un ataque comparable con el que perpetraron el terrorismo y los que los combatían (los militares) sólo es comprensible por su ignorancia sobre el país. ¿Quiénes le habrán contado la historia? ¿Sólo desde el tesoro público se puede hacer memoria? ¿Esa es la única que vale? Como el dinero, parece que sí. Ojalá no se concrete, no vaya a ser que tengamos una hiperinflación de recuerdos.
